jueves, 20 de octubre de 2011

Everything changes, but the scars stay

Me levanto por las mañanas con la sensación de haber sido apalizada durante la noche. Me debato en poner un pie en el suelo, o quedarme en la cama. Bien poco me importa lo que el día de hoy acontezca. Creo estar volviendome loca, o quizás ya lo esté. Por mi cabeza pasan toda clase de ideas de lo más extraño y cada día me hago la misma pregunta, la misma promesa. "¿Que estoy haciendo? Voy a cambiar." No encuentro respuesta a mi interrogante, pero lo prometido poco a poco se va cumpliendo, no como esperaba, pero sí. Sí, definitivamente me he vuelto loca. Me agobia de mí misma, me miro al espejo y desearía ser otra persona. Entonces, cojo una cuchilla de afeitar y efectúo unos cortes en la parte inferior de la muñeca. La sangre brota, noto las punzadas de escozor. Absorvo un poco de la sangre y a continuación meto la herida bajo el agua del grifo. Entonces cesa, o al menos calma. Me voy a dormir con la cabeza en los mismos pensamientos, pero con el corazón congelado.
Las lágrimas intentan brotar, pero ya lo han hecho en forma de líquido rojo...



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